Sinopsis

Toño ayuda a Juanjo a limpiar el polvo de los querubines del retablo. Por su ayuda, Juanjo le promete unas monedas que robarían de la sacristía. Don Ambrosio, el párroco, llega inesperadamente a la iglesia, los descubre en plena faena y se enfada. Juanjo despide a Toño y se queda a solas con el cura, que se prepara para su habitual encuentro con el niño. Toño no llega a irse. Pega el ojo a la rendija de la puerta, observa la escena y actúa contra el sacerdote para defender a su amigo. Lo mata. Cuando Manuel, el abuelo de Toño, sale a buscar al chico, descubre lo ocurrido. A partir de ahí solo puede hacer una cosa: mantener el silencio de la paz de los cementerios.

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